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Eugenia Aránguiz: «Guardo los mejores recuerdos profesionales y personales de mi larga estadía en Junji»

1/07/2021

Asistente social de la Universidad de Chile, Eugenia Aránguiz, ingresó a la Junji en noviembre de 1977 al área de supervisión técnica. En 1983 fue transferida a la comuna de Pudahuel para implementar lo que fue la primera experiencia de municipalización de los 18 jardines infantiles que funcionaban en esa comuna.

En 1985 regresa a la institución a la Sección de Supervisión del Departamento Técnico de Dirnac, donde trabajó hasta su retiro, en 2017. “¡40 años de servicio a la primera infancia!”, así lo expresa  con su espontánea naturalidad.

“Guardo los mejores recuerdos profesionales y personales de mi larga estadía en Junji”. Esta permanencia le permitió especializarse en el área de la educación “a mucha honra”, porque pudo contribuir al mejoramiento de la calidad de vida y educación de los niños, niñas y familias que requieren un mayor aporte del Estado para ejercer sus derechos sociales, conocer comunidades educativas y equipos técnicos a lo largo de todo Chile y generar lazos profesionales y afectivos sintiendo que su trabajo y compromiso aportaba a una mayor equidad social y mejores oportunidades para la infancia de su país.

Qué importantes palabras de Eugenia que además reconoce y destaca el compromiso profesional de compañeras y compañeros de trabajo y los esfuerzos realizados colectivamente para concretar los objetivos institucionales en busca de una buena educación para los niños y niñas aun cuando los recursos disponibles para este ámbito han sido insuficientes en políticas públicas.

Como mensaje a las familias de nuestra comunidad educativa Eugenia comenta que “creo que hemos sido testigos de una experiencia de vida inédita para la humanidad. Durante este tiempo hemos debido enfrentar la pérdida de seres queridos, la incertidumbre frente a nuestras propias vidas, adaptarnos a nuevas formas de cuidar, trabajar, compartir y disfrutar de la vida. Pero, creo también, que esta experiencia nos deja grandes aprendizajes: valorar la importancia de la solidaridad, la necesidad de no excluir a nadie para resolver problemas que nos afectan a todos y todas, el reconocimiento a todas las personas que han entregado su tiempo y trabajo para aliviar a quienes más han sufrido, la necesidad de priorizar por lo que realmente nos brinde mayor bienestar, dejando de suponer que la calidad de vida está directamente relacionada con un mayor consumo. En síntesis, confío en que nuestra especie aprenderá la lección”.

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